Desde hace más de un año el mundo
entero está sumergido en angustia, incertidumbre, dolor y desesperación a causa
del coronavirus. Cuando al principio creíamos que en dos o tres semanas todo
habría terminado, y la suma total de 10 infectados confirmados era una cifra
aterradora, hoy vemos que fuimos muy ingenuos y que a más de un año de la
aparición del virus en nuestro país todavía no hay una desaparición a la
vista. Mis redes de contactos se llenan más y más de luto, dolor e impotencia.
Muchas personas tienen, además, varias otras tormentas en su vida: la situación
económica, la pérdida de empleo, enfermedades diversas, crisis matrimoniales y
familiares, etc. ¡Desesperante! Para muchos cristianos, esto se convierte en
una verdadera crisis espiritual, una crisis de fe, sin precedentes. Algunos, incluso,
amargados contra Dios, llegan a tirar su cristianismo por la borda. ¿Les
sorprendería si les dijera que el salmista Asaf estaba en este grupo? ¿Y que,
incluso, la Biblia registra su duda de Dios y las acusaciones que lanza contra
él? Sí, lo encontramos en el Salmo 77.
FSalmo 77
Ya el inicio del Salmo tiene un
espíritu de alerta máxima. De entrada, el salmista Asaf deja notar claramente
su desesperación. A voz en cuello él clama por ayuda al Señor. Algunas
versiones expresan una seguridad de que Dios le escuchará, otras dan a entender
que el salmista grita tan fuerte para estar seguro de que Dios lo haya escuchado.
Él está muy angustiado. No indica la razón, por lo cual este Salmo fácilmente
se deja aplicar a cualquier angustia que podamos tener durante la vida. Aparentemente
ha sido un tiempo más prolongado en que se encontraba clamando por la
intervención de Dios, sin que suceda lo que realmente anhelaba. Estoy seguro
que más de una vez todos hemos pasado por momentos así. Pero a pesar de tanto
clamor, “mi alma no encontró consuelo” (v. 2 – NTV), testifica Asaf. Ese
silencio de Dios hace que el peso de la aflicción dispare hasta lo infinito –
por lo menos así nos parece, porque no logramos ver que en realidad Dios nos
sostiene firmemente en medio de este trance.
Pero este tiempo prolongado sin
recibir ni la menor señal de que Dios esté haciendo algo, lentamente empieza a
pasarle la factura a Asaf. Su fe en Dios empieza a tambalear: “Pienso en
Dios y gimo, abrumado de tanto anhelar su ayuda” (v. 3 – NTV). Si a un
siervo de Dios le pasa esto con un Dios omnipotente, ¿nos extraña que la gente
experimente sensaciones mucho peores con un gobierno que lucha con tremendas
limitaciones?
La angustia que siente Asaf no lo
deja ni dormir (v. 4). Los que han pasado por esto saben lo tremendamente
desgastante que es esto. Luchar todo el día con sus ocupaciones y
preocupaciones consumen toda energía, y cuando uno anhela poder recargar otra
vez esa energía gastada, estas preocupaciones crecen todavía más y se
convierten en verdaderos monstruos nocturnos. De dormir ni rastro. Y a la
mañana uno se levanta más cansado que la noche anterior, para que todo este
espiral que nos lleva cada vez más abajo siga girando sin parar. Algunas
traducciones de este versículo dan a entender que ni para orar no hay fuerzas.
Además, ¿para qué orar si tanto gritar y clamar por la ayuda de Dios no sirvió
de nada? Es fácil pensar de ese modo cuando uno está física y mentalmente
agotado.
Después Asaf empieza a recordar las
glorias de los tiempos pasados, los cantos que solía elevarle a Dios. Esto
puede ser muy reconfortador, pero es, a la vez, muy peligroso porque
generalmente sólo despierta la nostalgia y hace subir aún más la congoja del
presente. Conozco gente que casi solamente habla de tiempos pasados. Mental y
emocionalmente quedaron trancados en el pasado y lo lindo que era. Esto es una
trampa del enemigo sumamente exitosa y peligrosa. ¿Saben por qué? Porque,
primero, todos los tiempos tienen sus momentos gloriosos y sus momentos
penosos. El pasado no ha sido sólo color de rosa. Sí, hay cosas que antes eran
mejores que ahora, como también hay cosas que ahora son incomparablemente
mejores que antes. Mucha gente cree que el pasado era por lejos mejor que el
presente. ¡Mentira! Quizás no disfrutan de los momentos gloriosos del presente
porque le dieron la espalda a la vida mirando a los tiempos antiguos: “¡Ay, si
volviera el tiempo con el pastor Ernesto…!” Bueno, el que quiera seguir siendo siempre
el bebé espiritual que fue en tiempos del pastor Ernesto, considerará que aquel
tiempo fue cuando el cielo tocó la tierra. Pero el que se da cuenta que la vida
no puede basarse sobre las emociones típicas de estar iniciando algo nuevo, y
que el crecimiento se da cuando uno aprende a superar obstáculos y a luchar
duro y parejo contra las aflicciones presentes, ese tiene buena perspectiva de
convertirse en una persona madura emocional y espiritualmente.
En segundo lugar, lamentarse por las
supuestas glorias del pasado que se fueron para no volver nunca más, es una
trampa del enemigo porque hace a la persona huir de la realidad presente para
refugiarse en los recuerdos del pasado. Así se convierte en un enajenado,
alguien que vive en otro planeta, sin conexión con la realidad – y sin aporte
para la realidad actual.
Y en tercer lugar es una trampa
porque me hace perder toda oportunidad del presente. Así que, podemos recordar
el pasado, glorificar a Dios por los lindos momentos que nos ha permitido
vivir, sacar lecciones de los errores cometidos, para entonces avanzar con
seguridad hacia el futuro que tenemos por delante.
Vemos en la vida de Asaf el efecto
de un estancamiento momentáneo y de la depresión: él empieza a dudar de Dios: “¿Me
ha rechazado para siempre el SEÑOR? ¿Nunca más me mostrará su buena voluntad”
(v. 7 – NBD)? Nuestro cerebro muchas veces nos hace una mala jugada: hace
aparecer selectivamente “glorias” del pasado, ocultando las nubes y tormentas
que aquel tiempo también tuvo. El mirar entonces hacia atrás, contrastar las “tinieblas”
de ahora con las escenas brillantes del pasado, tienen un efecto espiritual muy
dañino: les pone una venda a los ojos de la fe y no les permite mirar al
futuro; no les permite mirarle a Dios. Esto hace que las tormentas del presente
parezcan aún más negras y furiosas, porque ni esperanza ya no hay más. La
esperanza siempre tiene que ver con el futuro, con algo que espero. Pero si
sólo miro hacia atrás, no tengo esperanza. Encima, hasta Dios parece habernos dado
la espalda definitivamente: “¿Se habrá agotado para siempre su misericordia?
¿Habrá puesto fin para siempre a su promesa” (v. 8 – RVC)? “¿Se ha
olvidado Dios de lo que es la compasión? ¿Ha reemplazado su compasión por furia”
(v. 9 – PDT)? ¡Estas dudas que se apoderan de Asaf no son poca cosa! Ponen en
tela de juicio el ser mismo de Dios con sus atributos sobresalientes. Asaf sí
que está en una crisis de fe muy, muy seria. ¿Pero saben qué? Dios lo aguanta.
Dios no lo reprende por dudar de él. Dios no lo fulmina con un rayo por haber
dicho esto. Es más: hasta permitió que estas expresiones de dudas entren como
parte del texto inspirado por el Espíritu Santo, al que hoy llamamos “Biblia”.
Porque Dios sabe que Asaf no es el único que tiene esas dudas. La experiencia
de él puede más bien ayudar a millones de personas en situaciones parecidas a
encontrar consuelo en medio de su desconsuelo, y esperanza en medio de su
desesperanza. Porque ese Salmo no muestra solamente el valle de profunda agonía
emocional y espiritual por la que tuvo que transitar Asaf, sino muestra también
la salida de este valle. Nos puede ayudar a abrir nuestro corazón ante Dios y
dejar fluir toda la amargura, las dudas, las acusaciones contra él y todo lo
demás que luchamos por mantenerlo encerrado y escondido bajo un caparazón
espiritual, aludiendo que un hijo de Dios no puede pensar y sentir semejantes
cosas. ¡Más vale que canalicemos esto hacia Dios mismo en vez de que siga
envenenándonos a nosotros y a los que están alrededor de nosotros! Esta es la
única salida que hay del valle de “sombras de muerte” y que Asaf también
transitó.
En el versículo 10 empieza a
perfilarse un cambio en la mentalidad y el enfoque de Asaf. La mayoría de las traducciones
lo reproducen todavía como un resumen pesimista de sus reflexiones anteriores
al decir: “¡Qué doloroso es darse cuenta de que Dios ya no es el mismo, que
ya no nos trata como antes” (v. 10 – TLA)! Pero también se puede entender este
versículo como que Asaf haya empezado a darse cuenta que se está hundiendo cada
vez más en la autocompasión y el enojo contra Dios, para reconocer: “Debo
estar enfermo. ¿Cómo puedo pensar que la diestra del Altísimo ha cambiado”
(v. 10 – RVC)? De cualquier forma, el versículo 10 es como la bisagra que
empieza a girar para abrir el paso a un nuevo panorama. En vez de concentrarse
en los recuerdos de las glorias del pasado, él empieza a concentrarse en los
recuerdos de las grandes obras de Dios en el pasado: “Es mejor que haga
memoria de las obras del Señor. ‘Sí, haré memoria de tus maravillas de antaño; meditaré
en todas tus obras, y proclamaré todos tus hechos’” (vv.11-12 – RVC). Este
cambio en su mentalidad trajo consecuencias sorprendentes. En vez de hundirse
cada vez más en la crisis emocional y espiritual, él empieza a alabar a Dios y
a exaltar sus maravillas: “Santo es, oh Dios, tu camino; ¿qué otro dios es
tan grande como tú, Dios nuestro” (v. 13 – RVC)? Si hace instantes nada más
había considerado a Dios como alguien que no hace nada y que más bien le ha
dado la espalda, ahora él exalta precisamente las grandes obras de Dios: “Tú
eres el Dios que hace maravillas; has manifestado entre los pueblos tu poder”
(v. 14 – RVC). ¡Qué cambio se produjo en él al reenfocar su concentración! Es
una ilustración de lo que Pablo escribiera siglos después: “Cambien su
manera de pensar para que así cambie su manera de vivir” (Ro 12.2 – DHH).
Como botones de muestra del poder de Dios, Asaf menciona a varios ejemplos de
la historia de su pueblo: la liberación de la esclavitud en Egipto (v. 15), el
cruce del Mar Muerto (v. 19) y la guía sobrenatural que les dio a Moisés y
Aarón al frente de un numeroso pueblo (v. 20). También Asaf menciona varios
ejemplos del poder de Dios manifestado en la naturaleza. Aunque no lo asocia
explícitamente al éxodo de Egipto, estas manifestaciones bien pueden haberse
dado a lo largo de la peregrinación hacia la Tierra Prometida: manifestaciones
en el mar (v. 16), los rayos refulgentes, los truenos y la lluvia torrencial (vv.
17-18). Y con esto el Salmo termina abruptamente, como si continuara en el
siguiente poema. Y, de hecho, me hizo revisar el siguiente Salmo, para darme
cuenta que no hay la película “Crisis espiritual 2”. Me puedo imaginar a Asaf, que
vino de una profunda depresión y que ahora se concentra en las maravillas de
Dios, que él ha quedado tan impactado y admirado de Dios, que su espíritu entra
en un estado de profunda contemplación y adoración; cosa que es imposible
reproducir en palabras, de modo que el Salmo queda ahí en forma inconclusa.
Pero también este “final sin final”
es como puntos suspensivos, como diciendo: “Continúen ustedes la lista. Den
ustedes sus propios ejemplos de manifestaciones del poder de Dios.” Y esto es
precisamente el desafío que les quiero dejar: continúen ustedes el Salmo. Sigan
escribiendo las maravillas de nuestro Señor manifestados en sus vidas y las de
la gente a su alrededor. En estos tiempos difíciles seremos estirados
irremediablemente hacia el fondo si sólo nos concentramos en todo lo que está
sucediendo a nuestro alrededor; en todas las desgracias que vemos en las redes
sociales y en los noticieros. Es urgente y vital para ti mismo y tus seres
queridos que levantes la mirada de estas adversidades —en muchos casos infladas
monstruosamente con media verdades y abiertas mentiras— y que te concentres en
las maravillas que hace nuestro Dios. Esta es la única manera de salir de este
torbellino que te estira al fondo del río de problemas. No negamos nuestro
entorno y sus circunstancias. No nos fugamos de nuestra realidad como si no
existiera. La reconocemos, pero no nos dejamos atrapar por ella. Así que,
reitero, compone tu propio Salmo con la grandeza, el esplendor y las obras
portentosas de nuestro Dios. ¿Será que alguien se animará en los próximos días a
compartir su composición con los demás en el grupo de WhatsApp?
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