miércoles, 11 de septiembre de 2024

Credo: La iglesia

 


            Hoy volvemos al tema que ya lo hemos tratado bastante en este año: la iglesia, pero basándonos ahora en cómo lo describe el credo de la IEB Paraguay. ¿Qué creemos respecto a la iglesia? ¿Cómo vemos a la iglesia? ¿Cómo interpretamos lo que dice la Biblia al respecto? Dice el credo:

 

Creemos que la iglesia de Dios es una comunidad…

 

            La palabra “comunidad” contiene el término “común”. Quiere decir que a la iglesia la componen personas que tienen algo en común. Estas personas desarrollan una identidad propia para diferenciarse con otras agrupaciones parecidas: somos la sede Parque del Norte de la IEB Paraguay, no cualquier otra iglesia. Esta es nuestra identidad.

            ¿Y qué es eso lo que tenemos en común? A eso, el credo responde que somos…

 

…una comunidad de seguidores de Jesús, con Cristo a la cabeza.

 

            Puede ser que nos diferenciemos en casi todo lo demás, pero esa una cosa tenemos en común: somos seguidores de Jesús. Lo hemos aceptado como el Señor y Salvador de nuestras vidas. Y esa una cosa nos constituye en iglesia, espiritualmente. En cuanto a una organización humana puede haber más requisitos, pero espiritualmente es eso lo que nos une. Sin haber aceptado conscientemente a Jesús como su Salvador es imposible llegar a formar parte de su iglesia. Basar toda una organización sobre un solo ingrediente puede parecernos un punto de apoyo muy pequeño, sin embargo, existe un lazo de unión muy fuerte entre todos los que componemos la iglesia. El credo lo describe en los siguientes términos:

 

Sus miembros se relacionan entre sí en amor y con responsabilidad. Buscamos la unidad en la fe, y que cada uno pueda poner al servicio de los demás los dones que ha recibido de Dios.

 

            Los miembros de la iglesia no somos islas que casualmente forman parte de una misma organización. Eso sería la característica de un club del cual uno puede formar parte por algún interés, pero sin casi ninguna noción de quién más es socio de dicho club. La iglesia no debe caer en esa categoría. La iglesia se debe caracterizar por un fuerte lazo de amor y de responsabilidad mutua, donde todos sirven unos a otros según los dones y habilidades que cada uno ha recibido de parte de Dios. Si en una iglesia no reina el amor, no es iglesia, porque Cristo no es su cabeza o su Señor. “Dios es amor” (1 Jn 4.8 – DHH), dice la Biblia y, por lo tanto, sus hijos también deben manifestar ese amor.

            El siguiente párrafo del credo se entiende sin más explicaciones, más todavía considerando que ya hemos hablado extensamente sobre este tema. Dice:

 

La iglesia es el pueblo de Dios, comprado por Jesucristo. Con su muerte, él se hizo el mediador de un nuevo pacto. La iglesia es el cuerpo y la novia de Cristo. Creyentes de todos los pueblos, culturas y niveles sociales, renacidos por su fe en Jesús, son los miembros de la iglesia. Por medio del amor y la unidad en el Espíritu, Cristo la hace visible al mundo. La iglesia de Jesús consiste en la iglesia local, como también en la comunidad de fe de todo el mundo.

 

            Ahora, el concepto teórico y espiritual quizás ya lo tenemos claro, pero en la práctica, ¿cómo funciona la iglesia? Hay toda una sección amplia en el credo que lo explica en forma muy resumida. Cada párrafo daría para una prédica aparte. Vayamos por parte:

 

Llegamos a ser miembros de la iglesia local de Cristo por medio del bautismo y la recepción oficial. En esta iglesia local crecemos hacia la plena madurez en Cristo al emplear los dones espirituales, al asumir responsabilidad unos por otros y al buscar la comunión con Dios y con los otros creyentes. Como miembros de la iglesia estamos comprometidos a la discreción en cuanto a los asuntos internos de la misma, en caso de que esto sea necesario.

 

            Se repiten aquí varios términos que ya hemos visto recién. Pero quiero subrayar esta última frase: la necesidad de la discreción. La iglesia es una organización humana, pero sobre fundamento espiritual. Y las cosas espirituales solo se entienden en forma espiritual, como Jesús mismo una vez dijo cuando la gente interpretó sus palabras solo en forma literal y no con su significado espiritual. Por lo tanto, los asuntos internos de la iglesia muchas veces no son entendidos por gente que no tiene una relación personal e íntima con Cristo. Y para no causar más confusión y malas interpretaciones, es mejor no divulgar hacia fuera informaciones delicadas. No tenemos absolutamente nada que esconder. Pero eso no significa que vamos a proceder de manera imprudente. Ninguna organización publicará hacia fuera datos e informaciones que tienen que ver netamente con el manejo interno. Como iglesia tampoco lo debemos hacer. Además, tenemos la responsabilidad y el compromiso de protegernos mutuamente. No podemos ensuciar la imagen de la iglesia o de algún miembro en particular. Eso sería una falta de respeto, chisme y es pecado. Vuelvo a decir: no vamos a ocultar problemas graves internos, intentando tapar el pecado para salvar nuestro propio pellejo. Los problemas y el pecado hay que tratar debida y decididamente, pero también prudentemente. Cada situación se trata en el ambiente en que se supo de la misma. Si de un problema solo saben dos o tres personas, estas dos o tres personas deben tratarlo. Los demás no tienen por qué enterarse. Pero si algo llega ser público, así tiene que llegar a ser público también el proceso que se lleva adelante en este caso. Esto es lo que claramente nos enseña Mateo 18, que analizamos detenidamente en la reciente capacitación de líderes de la IEB Paraguay.

            A continuación, el credo pasa a describir varias prácticas al interior de la iglesia. La primera que menciona es la adoración.

 

Como iglesia adoramos a Dios al celebrar su fidelidad y su gracia. Buscamos la voluntad de Dios para nuestra vida, para su iglesia y para nuestra misión. Por medio de la comunión, canciones, oraciones, proclamación, aportes creativos, ofrendas y donaciones adoramos a Dios y proclamamos las Buenas Nuevas que han transformado nuestra vida.

 

            Normalmente, al hablar de alabanza y adoración, pensamos en cantar. Pero este párrafo menciona muchas otras formas de alabar a Dios, aparte de cantar. Incluso cuando disfrutamos de la presencia de los hermanos y compartimos un tiempo de calidad y de compañerismo entre nosotros, nuestro Padre es alabado. El arte en sus diferentes expresiones es una forma poderosa de alabanza. Nuestras ofrendas y diezmos lo son. Nos damos cuenta que la alabanza y adoración no es tanto una acción, sino un estilo de vida. Vivo glorificando a Dios 24/7. O lo podemos convertir en pregunta: ¿Vivo glorificando a Dios 24/7?

            El siguiente tema práctico que toca el credo es justamente la responsabilidad mutua, de la que ya hablamos:

 

En busca de la ayuda y protección mutua, todos los miembros de la iglesia tienen el deber de exhortar a los que viven en pecado, y también de dejarse amonestar por otros.

 

La Palabra de Dios nos guía en la resolución de conflictos y la disciplina restauradora de la iglesia. Si un miembro no quiere aceptar la exhortación y ayuda de los hermanos y elige vivir conscientemente en pecado, debe excluirse de la membresía. A pesar de que esta persona viva conscientemente en pecado, tratamos de recuperarla. Estamos dispuestos a perdonar y a restaurar la comunión cuando haya arrepentimiento y confesión.

 

            Para muchas personas, especialmente las que llevan ya un buen tiempo en alguna iglesia evangélica, la palabra “disciplina” tiene una connotación bastante negativa: la de castigar al que se porta mal y de echarle de la iglesia. Pero el enfoque aquí es totalmente otro: es el de buscar restaurar una relación con Dios y con su iglesia que está dañada por el pecado. Si la persona sale de la iglesia, sale por sí misma. El esfuerzo de la iglesia siempre será el de reincorporarla a la plena comunión con el Señor y con su iglesia. La iglesia no es una comunidad de santos que echa fuera a todo el que no se comporta como los demás. Somos una comunidad de pecadores restaurados que buscan restaurar a otros pecadores; que buscan perdonar como han sido perdonados.

            El siguiente tema que trata el credo son los dones:

 

A través del Espíritu Santo, Dios da dones a cada creyente para que los emplee para el bien de todo el cuerpo. Todos los dones de gracia, entre los cuales hay dones de servicio, de enseñanza y de milagros, tienen su lugar en la iglesia.

 

            Entendemos que la Biblia enseña que cada hijo de Dios tiene por lo menos una capacidad sobrenatural que el Espíritu Santo le ha dado en el momento de aceptar a Jesús como su Señor y Salvador. Esta es una habilidad que el hijo de Dios debe usar para bendecir y edificar a los demás hermanos de la iglesia. Dios le da a cada iglesia los dones que ella necesita para cumplir la misión que él tiene para la congregación. En la Biblia encontramos varias listas de dones. No significa que todos estos dones deban estar en cada iglesia local, pero sí estarán los que esa iglesia en particular necesita en ese momento, según los propósitos de Dios.

            ¿Y cuál es la misión de la iglesia, encomendada por Jesús? El credo lo describe así:

 

Creemos que la misión de la iglesia, según el mandato de Jesús, es la proclamación de las Buenas Nuevas de salvación por Cristo Jesús.

 

Es, entonces, tarea de cada uno testificar, con la ayuda del Espíritu Santo, de la reconciliación a través de Jesús.

 

Como sus seguidores debemos amar a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Esto se expresa por medio de nuestro servicio y nuestra ayuda en caso de necesidades sociales.

 

            El texto aquí no dice que todos deben evangelizar, pero sí que todos deben testificar. El que fue testigo de un accidente, por ejemplo, relata lo que vio y oyó. El que fue testigo de la obra de Jesucristo en su vida, relata lo que experimentó. Nada más. No se requiere de técnicas muy sofisticadas que lleva a miles de personas a aceptar a Cristo. Si alguien domina alguna técnica, perfecto. Pero el único requisito para ser testigo es haberlo experimentado. Nada más. Y ya dijimos que la iglesia es una comunidad de seguidores de Jesús. Por ende, se supone que todos han experimentado la obra de Cristo en su vida. Por lo tanto, cada uno puede testificar de Cristo; contar a otros lo que él mismo ha experimentado.

            En cuanto al manejo de las posesiones, el credo empieza diciendo:

 

La Palabra de Dios enseña a dar el diezmo para la causa del Señor, y nos disciplinamos hacia la generosidad. Esto lo hacemos por gratitud y obediencia a Dios. Luchamos contra la avaricia, ya que, según las Sagradas Escrituras, es raíz de todos los males.

 

            El tema del diezmo es algo por lo que más se critica a las iglesias evangélicas y, particularmente, a los pastores. Pero el dinero es un tema que aparece en la Biblia más veces que la salvación, aunque ustedes no lo crean. En algún momento vamos a enseñar qué es lo que la Biblia enseña acerca de este tema. El énfasis del credo, y también del Nuevo Testamento, está en la generosidad como fruto de la gratitud y obediencia a Dios. El diezmo es parte de la ley del Antiguo Testamento. En el Nuevo Testamento, esa ley es superada por la generosidad hasta el 100% de sus ingresos. El que pregunta cuánto es suficiente; cuánto es lo que debe dar, no entendió la enseñanza del Nuevo Testamento, y probablemente no esté dando prácticamente nada. Tenemos el privilegio de poder dar. Es una tremenda bendición para nosotros. ¿Es algo que no cuesta? ¡Claro que cuesta, y mucho! Si en el Antiguo Testamento la alabanza a Dios se llamaba “sacrificio”, ¿qué sacrificio no cuesta? También el dar nuestro diezmo es un sacrificio, pero de olor grato al Señor y de gran bendición para nuestras vidas. La fidelidad en los diezmos y las ofrendas es un indicador muy poderoso del estado espiritual de una persona.

            Siguiendo con este tema, el credo dice:

 

Reconocemos que el afán por bienes materiales [es decir, siempre querer más y estar enfocado solo en lo material] y el vivir sin límites [tener deudas, gastar más de lo que uno tiene] están en oposición a la Biblia y al ejemplo de vida de Jesús. Jesús nos advierte que no podemos servir simultáneamente a Dios y al materialismo. No nos consideramos dueños de los bienes, sino administradores. Con el dinero, el tiempo, las habilidades y la influencia nos ayudamos mutuamente en la iglesia, y también a los pobres y necesitados en la sociedad. Como hijos de Dios buscamos un estilo de vida sencillo y de contentamiento.

 

            Muy claro.

            Y el último tema que toca el credo en esta sección de la vida interna de la iglesia es en cuanto a la autoridad espiritual:

 

Dios ha instituido en la iglesia la autoridad espiritual para la protección y edificación de la iglesia. Nosotros la respetamos y la apoyamos en sujeción mutua. La iglesia busca sus líderes espirituales según sus dones, los confirma y los instituye en sus funciones.

 

            No entendemos a la Biblia como que el pastor tenga autoridad absoluta sobre la iglesia y que todos tengan que hacer exactamente como lo prescribe el pastor. Más bien vemos una dinámica bien dinámica… entre Dios, pastor e iglesia en una subordinación mutua de pastor e iglesia y una obediencia de ambos a Dios. Sí, Dios estableció la función de autoridad, de liderazgo, pero para servir y edificar a los otros, no para elevarse sobre un trono por encima de los demás.

            Así es como entendemos la enseñanza de la Biblia acerca de la iglesia. ¿Qué puedes aportar tú a la iglesia? La iglesia no es una organización ajena a nosotros. Cada uno formamos a la iglesia, y esta puede funcionar solamente si cada uno funciona. Un sistema de engranajes solo se mueve si todos los dientes están intactos. Si falta uno, toda la máquina se resiente, pierde fuerza o incluso ya no se mueve más. Si faltas tú, la iglesia toda se resiente, pierde efectividad y gasta demasiada energía. ¿Cuál es tu lugar dentro de esta iglesia de Parque del Norte? ¿En qué sentido puedes fortalecerte dentro de este engranaje para que la iglesia pueda funcionar mejor y cumplir el propósito asignado por Dios?

 


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