viernes, 3 de junio de 2022

Alabanza a Dios

 






            El domingo pasado les había pedido que se junten con la persona a su lado para compartirle qué estarían haciendo esta semana en respuesta a lo que Dios les estaba hablando a través de su Palabra. ¿Cómo les fue con esto? ¿Qué hicieron esta semana?

            También dije el domingo pasado que la Trinidad de Dios obró a nuestro favor concediéndonos la salvación para que seamos para la gloria de Dios. ¿Ha dado tu vida gloria a Dios esta semana? Quiero continuar hoy en esa dirección de reconocer a Dios en lo que él hace y alabarle al respecto. Para esto vamos a analizar el Salmo 138.

 

            FSalmo 138

 

            Después de mucho tiempo tenemos aquí otra vez un Salmo de David. Él ha escrito Salmos de diferentes tipos, algunos con expresiones que hasta consideraríamos inapropiadas en contra de sus enemigos, pero también Salmos de sublime alabanza, como este, por ejemplo. Él expresa aquí su alabanza y gratitud a Dios que le salen “de corazón” (v. 1). Esta alabanza, más que entonar un canto determinado, es una actitud, un estilo de vida, que se expresa en variadas maneras y en la entonación continua de canciones de alabanza. Hasta delante de público celestial le está dando su serenata. En el versículo 1 él dice que cantará incluso “delante de los dioses”. Una nota explicativa de la Biblia de estudios “Dios Habla Hoy” dice: “Esta expresión se refiere a los seres superiores que están al servicio del Señor y forman la corte divina en el cielo.” ¿Te imaginas a todo el cielo escuchándote cantar alabanzas y glorias al Señor? ¿Se sentirá el cielo motivado a entonar contigo el canto de tu corazón?

            David expresa su alabanza incluso con su postura corporal, inclinándose, arrodillándose o postrándose en dirección al templo o al lugar Santísimo del templo. Él no adoraba al templo en sí, al edificio, sino a lo que este templo representaba para las personas del Antiguo Testamento: la presencia y el ser mismo de Dios. Así que, en nuestro lenguaje evangélico de hoy diríamos que se arrodillaba “en la presencia de Dios”. Y en su alabanza él exalta el ser de Dios, sus atributos como el amor, la fidelidad, su bondad y su misericordia. Es decir, él alababa a Dios por lo que él es. Esa fidelidad de Dios que David exalta se muestra, entre otras, en su cumplimiento absoluto de sus promesas. La última parte del versículo 2 es un tanto confusa: “has engrandecido tu nombre y tu palabra sobre todas las cosas” (RV95). La idea detrás de esto es precisamente el fiel cumplimiento de todo lo que Dios dice. El ser mismo de Dios les da todo el peso a sus palabras. La Biblia NTV dice: “…tus promesas están respaldadas por todo el honor de tu nombre” (v. 2). Es decir, el que ha dado estas promesas o el que ha hablado no es cualquiera, sino es Dios y, por lo tanto, se va a cumplir sí o sí lo que ha hablado o prometido. Su fidelidad significa también fidelidad a sí mismo; fidelidad a sus palabras. Si él lo dijo, tenlo por seguro que así es. Este versículo en una versión en inglés dice: “Tú eres famoso, y haciendo lo que has prometido te hace aún más famoso” (ERV – traducción propia). David lo puede afirmar por experiencia propia, porque ha recibido la promesa de Dios como respuesta a su clamor. Esta palabra recibida por parte de Dios le ha renovado otra vez el ánimo y la fuerza interior porque ya sabe quién es el que ha hablado.

            Es por eso que David puede asegurar que “todos los reyes de la tierra” (v. 4 – RVC) experimentarán esto mismo al recibir un mensaje de parte de Dios, y que esta experiencia también los llevará a alabar a Dios. Por supuesto, debemos entender que este Salmo es una poesía y que el lenguaje poético habla muchas veces en absolutos o expresa ideales. Porque, en la vida real, “no poética”, jamás todos los reyes de la tierra recibirían la voz de Dios. O, si la reciben, no lo alabarían por eso. Piensen no más en el faraón de Egipto al que Dios le habló, pero a quién esto no le llenó precisamente de alegría y alabanza. Pero hoy, la Biblia nos llama a los hijos de Dios “reyes y sacerdotes” (Ap 1.6). Así que, nosotros, todos los “reyes de la tierra” alabaremos a Dios al recibir su Palabra y sus promesas. ¿Cómo no alabarle si él, el Dios todopoderoso y absoluto se digna de relacionarse con nosotros? David dice: “Aunque el Señor está en lo alto, se fija en el hombre humilde…” (v. 6 – DHH). ¿Cómo un Dios tan grande se puede fijar en alguien tan ínfimo como nosotros? O, en palabras del mismo David en otro Salmo: “¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta” (Sal 8.4 – NVI)? Si Dios se tiene que ocupar en que todo el universo siga funcionando sin armar lío en ninguna parte, ¿cómo se va a molestar en atender nuestras insignificancias? Pero pensar de esa manera es tratarle a Dios como si fuera un ser humano como nosotros. Entre nosotros, los supuestamente grandes se dedican a vivir la vida lo más que puedan, sin que les interese en lo más mínimo lo que le ocurre al que está a su lado. Y aunque tengan interés sincero por el bienestar de los demás, pero jamás podrían atender a todos los detalles. Pero Dios es totalmente diferente. Precisamente por ser tan grande, por ser absolutamente grande y absolutamente poderoso, él puede y quiere ocuparse del menor asunto que pueda haber en nuestra vida. Es más: se interesa incluso por cosas en nuestra vida que ni a nosotros nos interesan. ¿O quién de ustedes se ha empecinado en saber cuántos cabellos tiene? Dios sí lo sabe, dice la Biblia (Lc 12.7). Él lleva registro de cuántos cabellos se te cayeron hoy al alistarte para venir a la iglesia. ¿Cómo no le va a interesar también todo lo demás de nuestra vida, incluyendo lo que realmente es importante para nosotros para esta vida y la venidera?

            Pero ese interés de Dios por nosotros los humildes… parece desvanecerse rápidamente al fijarse en los demás, los orgullosos. Claro, al leer este versículo: “Jehová … atiende al humilde, pero al altivo mira de lejos” (v. 6 – RV95), automáticamente nos consideramos pertenecer al grupo de los humildes, mientras que bien puede ser que con esto ya pasamos al grupo de los altivos sin siquiera darnos cuenta. Se puede entender este versículo de diferentes maneras, pero predomina la idea que Dios se mantiene a cierta distancia de los orgullosos, tipo a control remoto no más, como si fueran personas hediondas a los que uno no se puede acercar. Sabemos que Dios rechaza fuertemente la soberbia. No obstante, se interesa por esta persona y procura por ella. ¿O acaso creemos que nosotros tuvimos mejor aspecto y aroma cuando él nos encontró a nosotros? El problema con la soberbia, la arrogancia y el orgullo es que no reconoce su necesidad de Dios. Es una actitud que bloquea la obra de Dios en la vida de la persona. Quizás Dios no se mantiene alejado del orgulloso, sino es más bien el orgulloso que se mantiene alejado de Dios porque quiere hacer todo a su manera, ser autosuficiente.

            Pero el hecho es que el Señor sí se interesa por nosotros y actúa con todo su poder ilimitado a nuestro favor. Esto es especialmente consolador cuando pasamos por momentos muy angustiosos. David dice: “Aunque yo camine en medio de la angustia, tú me preservarás la vida. Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano y me salvará tu diestra” (v. 7 – RVA2015). En ningún momento la Biblia nos promete un camino derechito sin baches ni obstáculos en la vida. David se describe aquí como caminando en medio de angustias, rodeado de tormentas. ¿Te identificas con él? ¿Parece ser esto una descripción de tu vida? Entonces alégrate, porque estás en el mismo club de David. Pero, aunque seas zarandeado y no sepas más ni dónde está arriba y dónde está abajo, Dios estará a tu lado, sufriendo contigo los embates de la tormenta y poniendo su manto alrededor de ti para que la furia de los elementos no te dé tan directo. “…con tu diestra me levantarás victorioso” (v. 7 – RVC). “El SEÑOR cumplirá su propósito en mí” (v. 8 – RVA2015). ¡Aleluya! ¡Alabado sea Dios por lo que él hace. “El que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día en que Jesucristo regrese” (Flp 1.6 – NBV). Puede no haber ninguna esperanza más. Puede parecer que esto es nuestro fin. Pero, si el propósito de Dios para contigo no ha terminado todavía, pueden agolparse sobre ti todos los problemas que jamás hayas pensado, pero no te podrán destruir, porque Dios no acabó todavía su obra en ti. Pero si su propósito contigo ya llegó a completarse, no tendrá sentido ni un segundo que sigas viviendo en esta tierra. Entonces, ¿por qué angustiarse? Las circunstancias no tendrán mayor poder sobre ti que el propósito de Dios para tu vida. “Oh SEÑOR, tu misericordia es para siempre…” (v. 8 – RVA2015).

            Alabamos a Dios por lo que él es y por lo que él hace. ¿Cómo ha sido tu semana? ¿Puedes identificar en tu vida algo del ser de Dios, lo que él es? ¿O has experimentado alguna manifestación de Dios en tu vida, algo que él hace? ¿No quieres alabarlo públicamente aquí y ahora, así como David lo hizo?


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