martes, 27 de marzo de 2018

Salud financiera







            Hace una semana atrás escuché al pastor Emilio Agüero comentar la situación de un hermano, frustrado por tener que trabajar 10 a 12 horas por día en una oficina por un salario de 50.000 Gs. por día. Entonces el pastor le sugirió intentar con el negocio: que compre ciertas mercaderías y trate luego venderlos a un precio mayor. Esta idea le gustó a este hermano. El primer día que él salió a vender, le llamó recontra entusiasmado a las 8:00 de la mañana. “Pastor”, le comentó lleno de emoción, “en tan sólo una hora gané 50.000 Gs., lo que antes me llevaba todo un día.”
            Al día siguiente se encontró el pastor con el hermano en la iglesia y le preguntó cuánto entonces había ganado el día anterior. “Y, 50.000”, respondió. El pastor no pudo creer: “¿Cómo? ¿En todo el día ya no conseguiste ninguna venta más, después de haber logrado tanto la primera hora?” A lo que el hermano contestó: “Lo que pasa es que como ya gané mis 50.000 diario, me fui a casa a tomar tereré el resto del día.”
            En la serie de prédicas “50 días de transformación” de Rick Warren llegamos hoy al tema de la salud financiera – que obviamente le faltaba a este hermano. ¿Sabían ustedes que Jesús habló más del dinero que del cielo y del infierno? Casi la mitad de todas las parábolas de Jesús tienen que ver con dinero. ¿Por qué será eso? Sospecho porque el dinero tiene una influencia tan fuerte en nuestras vidas, para bien o para mal. Si no aprendes a administrar tu dinero, el dinero te manejará. Este domingo queremos ver una de las historias más malentendidas que contó Jesús. Es la parábola del administrador astuto. Al leerla, da la impresión como que Jesús esté aprobando o incluso ordenando la deshonestidad. Pero en realidad, Jesús estaba usando a este estafador para enseñar cómo debemos ver el dinero. Si ves el dinero en la forma que Dios lo ve y lo usas como él quiere que lo uses, esto va a transformar tu vida, al igual que todas las otras áreas que estamos viendo en esta serie.

            FLucas 16.1-15

            Repito que Jesús no estaba alabando a este hombre por su engaño. Él alabó su astucia, alabó su estrategia. Puedes aprender de otras personas sin estar de acuerdo en todo lo que hacen. Jesús no alabó lo que este hombre hacía debajo de la mesa. Él redujo el monto de todas las facturas, sin siquiera avisarle a su amo. Esto fue con el simple propósito de sacar algún provecho personal más adelante. Eso estuvo mal, pero Jesús lo pone como ejemplo por su estrategia, y vamos a estudiar a qué se refería Jesús.
            Jesús contó esta parábola en primer lugar a sus discípulos (v. 1), pero los fariseos, los líderes religiosos de su tiempo, estaban ahí alargando su oreja para escuchar todo lo que Jesús decía sobre este tema porque “…amaban mucho su dinero…” (v. 14 – NTV), y esta enseñanza fue como una estocada para ellos.
            Esta parábola no enseña acerca de diezmar. Más bien te quiere guiar a administrar lo que Dios te ha dado a ti. La mayoría de los creyentes no son muy buenos para administrar su dinero. Lo dijo Jesús mismo: “…los hijos de este mundo son más astutos al lidiar con el mundo que los rodea que los hijos de la luz” (v. 8 – NTV). ¿A qué se refiere el “ser astuto”? Significa ser práctico, estratégico, ser inteligente, ser ingenioso. Significa que analizas el problema, sabes qué es lo que se debe hacer y descubres cómo hacerlo. Eso es ser astuto, y este administrador fue astuto al descubrir qué hacer. Con respecto al dinero, Dios quiere que tú aprendas la astucia bíblica. Dios no quiere que seas un cordero cuando se trata de dinero; Dios quiere que seas bíblicamente astuto. Quizás esto te cueste entender, y debes dejar pasar algún tiempo, hasta que esto penetre tu mente y se produzca en ti un cambio en tu pensar.
            Recuerden el versículo lema de esta serie: “No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto” (Ro 12.2 – DHH). La forma de cambiar tu vida es cambiar tu manera de pensar, en el caso de hoy, acerca del dinero. Puedes conformarte a pensar como el mundo piensa acerca del dinero, o puedes ser transformado con la forma como Dios piensa acerca del dinero. Tu situación financiera no cambiará hasta que no cambie tu manera de pensar. Estoy convencido que, en la mayoría de los casos, la pobreza es más que nada un estado mental pobre. La pobreza mental lleva a la pobreza económica. Cuántos testimonios hay de gente que ha surgido de la nada para establecer con el tiempo todo un imperio económico. Como también hay testimonios como este hermano que mencioné al comienzo que tiene muchas oportunidades, pero su pobreza mental no le deja aprovecharlas. No digo que todo cristiano debería ser platudo. Eso lo dice la mal llamada “teología” de la prosperidad, con la cual no estoy de acuerdo. Pero sí creo que, si vivimos según los principios divinos, su bendición acompañará nuestra vida. La forma en que la mayoría de las personas piensa y actúa respecto al dinero es totalmente equivocada, y por eso Jesús usa la parábola del ladrón para obtener la atención de todos.
            De esta historia aprendemos cuatro cosas que no debemos hacer con el dinero y 6 verdades para recordar cada día. Aquí las cosas que no debemos hacer con el dinero: 1.) No lo malgastes. El primer versículo dice: “…el administrador estaba malgastando el dinero de su patrón” (NTV). Así que, no lo malgastes.
            2.) No ames el dinero y no vivas para el dinero. El versículo 13 dice esto: “Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno y amará al otro; será leal a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero” (NTV). No dice que no se debería servir a Dios y al dinero, sino dice que no se puede. Es imposible vivir con la lealtad dividida. Dios dijo: “Es blanco o es negro. No puedes servir a Dios y al dinero al mismo tiempo. No funciona.” Así que, tendrás que definir qué es lo que amas más en la vida. Sólo puedes tener una prioridad número 1 en tu vida. Si el dinero es prioridad, entonces Dios no lo es. Las decisiones son siempre entre Dios y el dinero, y el dinero fácilmente puede convertirse en un dios.
            3.) No confíes en el dinero para tu seguridad. Nunca pongas tu seguridad en algo que te pueden quitar. Si pones tu seguridad en tu apariencia, es algo que puedes perder. Si pones tu seguridad en tu trabajo, es algo que puedes perder. Si pones tu seguridad en tu cuenta bancaria o tu billetera, es algo que puedes perder. Debes poner tu seguridad en algo que jamás puedes perder. El administrador aprendió esto dramáticamente. Él perdió su trabajo, y en el verso 3 dice: “¿Y ahora qué haré? Mi jefe me ha despedido” (NTV). Proverbios 23.5 dice: “Las riquezas desaparecen en un abrir y cerrar de ojos, porque les saldrán alas y se irán volando como las águilas” (NTV). ¿Les suena como si estuviera hablando de su dinero?
            4.) No esperes que te satisfaga. Nunca digas: “Si tuviera tan solo un poquito más, sería feliz…” Cuando tengas más, querrás más. Cuando John Rockefeller era considerado en su momento la persona más rica en la historia del mundo, le preguntaron cuánto dinero era suficiente. Él respondió “Sólo un poquito más.” Eclesiastés 5.10 dice: “El que ama el dinero nunca se satisface con lo que tiene, siempre quiere más y más” (PDT). Jesús dijo: “Cuídense ustedes de toda avaricia; porque la vida no depende del poseer muchas cosas” (Lc 12.15 – DHH). La vida de una persona no se mide por cuantas cosas posee – cosa que va totalmente en contra de cómo lo ve el mundo.
            Así que, Dios te dice: “Esto que te he confiado que se llama dinero, no lo malgastes, no lo ames, no confíes en él y no esperes que satisfaga todas tus necesidades, porque no lo hará.
            Al entrar más en la historia encontramos 6 verdades contraculturales, y si tú las recuerdas y actúas de acuerdo a ellas, esto transformará tu vida. Todos los días debo recordar estas verdades:

            1.) Todo le pertenece a Dios. Cuando salgas de aquí y camines a tu auto, tu moto o tu casa, debes decirte a ti mismo: “Mirá, ahí está el auto, la moto o la casa de Dios.” Cuando vayas a la cama, esta cama le pertenece a Dios. Esta ropa es de Dios, esta comida es de Dios. Tu celular que tanto adoras, no es tuyo. En realidad, nada te pertenece a ti. Todo es un préstamo. Todo lo que crees que posees es en realidad sólo un préstamo. No era tuyo antes que nacieras y no será tuyo cuando te mueras. Dios te lo ha dado y puedes usarlo durante un par de años. Nosotros somos administradores de bienes ajenos, como nos los indica nuestra historia de hoy. Dios te ha dado tu vida, y la estás administrando; Dios te ha dado salud, y la estás administrando; Dios te ha dado tu intelecto, y lo estás administrando; Dios te ha dado la capacidad de trabajar, y la estás administrando. Todo en tu vida es un regalo de Dios, y si no fuera por Dios, tú no estarías vivo para tenerlo. A Dios le pertenece el universo completo, y tú estás para administrar por algún tiempo que estás en esta tierra esa parte que él te ha confiado.
            Ahora, cuando te concientices de que nada es tuyo y que debes administrarlo, cambiará radicalmente el uso que le darás. Si tu celular y tu computadora le pertenecen a Dios, ¿acaso lo podrás usar para el pecado? Si tu cuerpo le pertenece a Dios, ¿acaso puedes descuidarlo y llenarlo de comida chatarra que no lo alimenta? Si tu tiempo le pertenece a Dios, ¿acaso puedes desperdiciarlo como si no valiera nada?
            Por otro lado, cuando te concientices de que nada es tuyo, puedes relajarte y no preocuparte por esto, porque no eres el dueño. Si tienes una abolladura en tu auto, puedes decir: “¡Vaya, Dios, tienes una abolladura en tu auto! ¿Vas a querer repararlo?” Si tu hijo necesita ortodoncia, dices: “Mira, Dios, tu hijo necesita ortodoncia. ¿Qué vas a hacer al respecto?” ¿Captan la idea? Sólo soy un mayordomo que maneja las propiedades de otro, de lo que mi patrón me ha encomendado. Entonces me tendré que manejar según sus prescripciones y estar en constante contacto con el dueño para saber cómo debo manejar tal o cual situación.
            ¿Qué tan bien estás manejando la propiedad de Dios? ¿Qué tan bien estás cuidando de la propiedad de Dios? El versículo 1 dice que el “…administrador que fue acusado ante su amo de malversar SUS bienes” (BLPH). Tal vez yo no pienso dos veces para desperdiciar mi dinero. Pero si es el dinero de Dios, de repente el desperdiciar dinero se convierte en un gran pecado, porque no es mi dinero el que estoy gastando; es dinero de Dios. Si pensáramos en esto cada vez que vamos al Abasto o a LT, creo que gastaríamos diferente el dinero de Dios. ¿Estaré dando el mejor uso a lo que me ha sido entregado?

            2.) Dios usa el dinero para probarme. Dios no le confía poder espiritual simplemente a cualquiera. Él no le da poder espiritual, energía espiritual, bendición espiritual a cualquier persona. Si sólo lo vamos a desperdiciar, él ni siquiera nos lo da. Así que, lo que hace Dios, antes de darte poder espiritual, es probar tu fidelidad. Antes de darte bendiciones espirituales, él te prueba con bendiciones materiales, a ver qué tan fiel eres con las cosas materiales. Y si no eres fiel con las cosas materiales, Dios no puede confiarte las verdaderas riquezas del cielo. Dios siempre está probando tu fidelidad todos los días de tu vida. Cada día es una prueba. Y atiendan muy bien a esto: La herramienta favorita de Dios para probar tu fidelidad son tus finanzas. El dinero prueba o muestra lo que más amo. Donde gastas tu dinero muestra lo que más amas. La forma en que gastas tu tiempo y tu dinero muestra qué es lo que más amas en la vida.
            El dinero muestra también en lo que confías. Proverbios 11.28 dice: “El que confía en sus riquezas, caerá como hoja seca, pero los justos reverdecerán como las ramas” (DHH). Pero no solamente esto, sino que el dinero muestra si Dios puede confiar en mí. Las finanzas fuera de control revelan una vida fuera de control: “El que es fiel en lo poco, también será fiel en lo mucho; y el que no es fiel en lo poco, tampoco lo será en lo mucho. De modo que si ustedes no son fieles con las riquezas de este mundo, ¿quién les confiará la verdadera riqueza? Y si no son fieles con lo ajeno, ¿quién les dará lo que les pertenece a ustedes?” (Lc 16.10-12 – BLPH). Si no se puede confiar que yo maneje mi dinero sabiamente, Jesús dice: “No te daré poder espiritual, unción espiritual o bendición espiritual.” Esta vida es una preparación para la próxima. Dios está observándote, porque la vida es una prueba, es una encomienda y es una asignación temporal. Cuando llegues al cielo, lo que Dios te dará en el cielo permanentemente, que será tuyo será determinado por cuán fiel, cuán responsable y cuán confiable fuiste aquí en la tierra. Hay una conexión directa entre la madurez y el dinero. Hay una conexión directa entre el poder espiritual y las posesiones. No se trata de cuánto tengo, sino de lo que hago con lo que tengo.

            3.) El dinero es una herramienta que se debe usar para los propósitos de Dios. La gente dice: “¿Acaso no es el dinero la raíz de todos los males?” No, no es lo que dice la Biblia. La Biblia dice que el amor al dinero es la raíz de todos los males, no el dinero. El dinero es neutral. No es ni bueno ni malo. Es simplemente una herramienta y debe ser usado para los propósitos de Dios. En el verso 9 Jesús aconseja: “Usen las riquezas mundanas…” (PDT). No dice que amemos el dinero, sino que lo usemos. Por lo tanto, debes usar el dinero y amar a las personas. Nunca al revés. Porque si empiezas a amar el dinero, vas a usar a las personas. El dinero debe ser usado, y las personas deben ser amadas.
            Hablemos de este administrador. Este hombre era deshonesto. Estaba a punto de ser despedido por su incompetencia. No era un buen administrador del dinero. Él pensó: ‘¡Será mejor que me prepare para el futuro…!’ Así que, llamó a uno de los deudores de su amo y le redujo la deuda en un 50%. Luego llamó a otro hombre y le redujo en un 20% la deuda de su factura. Él no le dijo nada a su patrón. No tenía la aprobación de él. Claro que fue deshonesto lo que hizo. ¿Por qué lo hizo? Él se estaba haciendo amigos. Les estaba ahorrando dinero para que lo tengan en alta estima para cuando él esté en la calle, fuera de su empleo.
            ¿Qué es lo que le agrada a Jesús de este estafador? Él hizo tres cosas que él hizo bien y que tú debes hacer con tu dinero:
            a) Miró hacia el futuro. “El administrador se puso a pensar: [‘Oh, y ahora, ¿quién podrá defenderme?] ¿Qué voy a hacer ahora’ (v. 3 – BLPH)? Él miró al futuro, y esta es una señal de sabiduría. Proverbios dice: “El inteligente es sabio porque piensa muy bien lo que hace, pero el bruto es tonto porque se engaña a sí mismo” (Pr 14.8 – PDT). La mayoría de la gente no ahorra para el futuro. No tienen ningún fondo de emergencias. Porque no quieren admitir los hechos. Este hombre miró hacia el futuro preguntándose qué podría hacer para enfrentar lo que venía.
            b) Lo segundo que hizo este hombre fue un plan. En el verso 4 él dice: “Ya sé lo que voy a hacer…” (BNP). Tú necesitas un plan para tus finanzas. ¿Lo tienes? Es decir, ¿tienes un presupuesto? Un presupuesto son gastos planeados. De eso se trata. Un presupuesto es decirle a tu dinero a dónde ir, en vez de preguntarte a dónde se fue. Muchos dicen que el dinero habla. Una vez vi una calcomanía que decía: “Mi dinero, lo único que sabe decir es: ¡Adiós!” El dinero se va sin decirte a dónde se está yendo. Es como un adolescente rebelde que no informa de sus andanzas. Y estás sacudiendo tu cabeza preguntándote a dónde se fue esta vuelta el dinero, ya que te sobra demasiado mes al final de tu salario. Si no guardas buenos registros de tus gastos, nunca sabrás a dónde se fue tu dinero.
            c) Lo tercero que hizo este hombre fue actuar rápidamente. No se retrasó en poner en funcionamiento su plan. No dijo: “Algún día pondré mis finanzas en orden. Un día de estos aprenderé la habilidad de administrar mi dinero.” Él empezó a trabajar inmediatamente. El hombre dijo: “Ya sé lo que voy a hacer, para tener quienes me reciban en sus casas cuando me quede sin trabajo” (v. 4 – DHH). Él trabajó ahora para estar preparado para lo que le sucedería en el futuro. Es sabio cuando haces algo hoy financieramente que va a prepararte para mañana. Y con “mañana”, Jesús se refiere a la eternidad. Usa tu dinero hoy para prepararte para toda la eternidad. La Biblia lo llama en otras partes “hacer tesoros en el cielo” (Mt 6.20). Así que, este hombre tomó cosas a corto plazo para beneficiarse a largo plazo. Hacer algo a largo plazo es tan contracultural porque todo el mundo te dice: “Gástalo ahora. Compra ahora. Disfruta ahora. Incluso si no puedes pagarlo ahora.” Toda nuestra cultura nos enseña que el dinero se debe reflejar en placeres a corto plazo, y no en ganancias a largo plazo, menos todavía en ganancias eternas. Todo el mundo piensa en gastar ni bien lo tengo. Peor todavía: lo gasta antes de tenerlo. Esto se llama “crédito”, o “pago a cuotas”. Ni lo tengo todavía, ni me pertenece todavía en su totalidad, y ya lo gasto. El comprar algo a cuotas es el peor daño que ustedes se pueden hacerse a sí mismos. ¡Huyan de compras a cuotas como si fuera la peste! Hay muy pocas excepciones a esta regla, cuando lo que se compra es un inmueble, por ejemplo, o una inversión en algo que me dará mayores ingresos. Pero aun estas situaciones se deben manejar con muchísima cautela. Pero por favor, les pido, no compren más cositas a cuotas. Si no tienes el dinero, no lo compres. Ahórrate las cuotas que ibas a pagar, pon el dinero aparte, y pronto tendrás lo suficiente como para comprarlo al contado. Y vas a ver que te sobra muchísimo más dinero, porque cada cosa que compras a cuotas la pagas doble o triplemente. Es algo tan dentro de la cultura, pero no es sabio ante Dios. ¡Todo lo contrario! Haz algo ahora para tener beneficios a largo plazo. Eso es lo que nos enseña el administrador engañador de esta parábola.

            4.) Este siguiente principio es más contracultural todavía: Él mejor uso que puedes darle a tu dinero es usándolo para enviar gente al cielo. Después de contarles esta historia tan abrumadora, Jesús mismo da esta enseñanza: “Les aconsejo que usen las falsas riquezas de este mundo para ganarse amigos, para que cuando las riquezas se acaben, haya quien los reciba a ustedes en las viviendas eternas” (v. 9 – DHH). Lo que este versículo quiere decir es esto: usa tu dinero para construir relaciones que van a durar para siempre. ¿Cómo se hace amigos eternos? Trayéndolos a Jesús. Cuando uso mi dinero para que personas puedan escuchar el evangelio, para que conozcan a Cristo, estoy haciendo amigos por la eternidad. Son personas que estarán agradecidos eternamente porque alguien hizo posible que ellos escuchen el mensaje de salvación. Imagínate llegar al cielo, y unas cuantas personas ahí recibiéndote con aplausos y gritos de júbilo: “Por fin llegaste. Hemos estado aquí esperándote, porque estamos aquí gracias a ti. Estamos aquí porque ayudaste a pagar aquella campaña evangelística. Estamos aquí porque compraste una Biblia o un folleto que fue instrumento para que yo conozca la verdad. Estamos aquí porque sostuviste económicamente a un obrero que nos hablaba de Cristo. Estamos aquí porque ayudaste a financiar una radio que proclame las Buenas Nuevas.” ¿Habrá alguien en el cielo gracias a tu dinero? Deseo que el cielo esté lleno de personas que te reciban de esta manera.

            5.) Un día le rendiré cuentas a Dios. Un día estarás parado frente a Dios y él te hará una pregunta: “¿Qué hiciste con lo que yo te di? Yo te di tiempo. ¿Qué hiciste con el tiempo? Yo te di talento. ¿Qué hiciste con el talento? Yo te encomendé cierta cantidad de riquezas, ¿qué hiciste con ellas? Yo te di oportunidades. ¿Qué hiciste con ellas?” El patrón le dijo al administrador: “Rinde cuentas de tu administración, porque no puedes ser más mayordomo” (v. 2 – NBLH). No serás administrador eternamente. Dios te encomendó algunas cosas por un período corto no más. Luego tendrás que presentarte ante Dios y rendir cuentas de lo que hiciste con todo. Quizás dirás que no tienes nada. Escuchame bien: esto no se trata de cuánto tienes. Se trata de lo que haces con lo que tienes. No serás responsable por algo que Dios no te ha dado. Si Dios no te dio cierto talento, no serás responsable por ese talento. Si Dios no te dio una oportunidad, no eres responsable por eso. Si Dios no te dio mucho dinero, no eres responsable por eso. Pero sí eres responsable por lo que tienes ahora mismo.

            6.) Si soy fiel con poco, Dios puede confiar en mí con más. Jesús dijo: “El que es confiable en lo poco, también lo es en lo mucho; y el que no es confiable en lo poco, tampoco lo es en lo mucho” (v. 10 – RVC). Eso se aplica a cualquier área de tu vida. ¿Has recibido sólo un poco de talento? Si eres fiel en ese poco, Dios aumentará tu talento. ¿Tienes sólo un poco de tiempo? Si eres fiel en su uso, Dios hará que tu día tenga 25 o 26 horas. ¿Has recibido sólo un poco de dinero? Si eres fiel y lo administras bien, Dios te lo aumentará. ¿Has recibido sólo un poco de responsabilidad? Sé fiel en esa área de tu trabajo, y Dios te aumentará tu responsabilidad. Jesús dijo: “A los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más y tendrán en abundancia” (Mt 25.29 – NTV). Yo quisiera que tengas en abundancia, pero tienes que ser fiel con lo que se te ha dado. Ser fiel en lo poco tiene como resultado el ser fiel en lo mucho. Muchos dicen: “Cuando yo gane más dinero, yo voy a diezmar.” No es así. No lo harás. Porque esto empieza cuando tú crees no tener nada. Empieza a obedecer al Señor, dándole, cuando no tienes nada. Así aprenderás a sacrificar tu obediencia al Señor, cueste lo que cueste. ¿Puede confiarte Dios con gran responsabilidad? ¿Puede confiarte Dios con gran influencia? ¿Puede confiarte Dios con grandes posesiones? ¿Puede confiarte Dios con algo grande?


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